La música.

Me han enseñado más las letras de las canciones que mil profesores juntos. Eso es así, tan cierto cómo que el cielo es azul y el agua transparente. Es todo cuestión de música, ella tiene la culpa. No esa música que se aprende en el colegio y se estudia. No, yo me refiero a la música que se siente, que te entiende, que te hace llorar y sonreír, que te eriza la piel y te produce escalofríos. 

Pero ¿qué es la música? La música es, según dice la Real Academia Española, el arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre o tristemente. En cambio, la música, para mí, es una forma de vida.

La reproducción aleatoria es capaz de llegar en el momento justo, y decir las palabras precisas. La música llega, va sonando y pasa, pero, curiosamente, parece que algunas canciones se ponen a posta, como si supieran lo que está pasando, lo que piensas.

La música es aquella que te acompaña donde vas, esa que jamás te deja solo. La música es la banda sonora, con una canción adecuada para cada momento. Es aquella que suena al compás de los latidos de tu corazón, que acompaña a tus lágrimas mientras se deslizan por tus mejillas. Es aquella que combina perfectamente con el sonido de tu risa.

Sentir la música es tener la capacidad de evadirte del mundo, de pensar en cada sonido, en cada palabra, y olvidarte por un momento de todo, mientras en tu cabeza las ideas retumban al compás de una canción.



Make my wishes come true.






« Buenos días, princesa. He soñado toda la noche contigo. Íbamos al cine y tú llevabas aquel vestido rosa que te gusta tanto. Sólo pienso en ti, princesa. Pienso siempre en ti. Y ahora... »


Buenos días, buenas tardes, buenas noches quiero darte. Contarte cómo me ha ido en el trabajo y aburrirte. Cenar viendo una peli, sin rencores por besarte, y hacerte luego el amor tantas veces cómo aguante. 

Firmarnos de alegría sin papeles de por medio. Discutir seguidamente y encontrar siempre remedio. Mirarnos a los ojos, cada uno es un extremo: el mar y el cielo, convirtiendo el mundo en nuestro.

Despellejar toda tu ropa, mi objetivo: tu desnudo; y bromear mordiéndote en la mejilla del culo. Observarte a mi lado y examinar todas tus curvas. Seguidamente el saboreo de toda tu carne cruda. 

Sin dudar mis sentimientos, querernos hasta ancianos. Saciarnos con placeres despacito y con amor. Con esfuerzo incomparable, sin parar y sin cansarnos. Las sábanas son olas movidas por Poseidón.

Llevarte al cine los domingos, recorrer España en moto, tener que levantarme pronto y reparar los cuadros rotos. Un beso nuestro es un regalo entre nosotros, y privado. Me encanta decirte esta frase, y es que: estoy enamorado.

Cada día te echo en falta entre las sábanas y almohadas. Das razones a mi vida y sin ti ya no encuentro nada. He llorado por nosotros, aunque tú no me hayas visto. Tantas lágrimas perdidas entre polvo de mi piso.

Lo que Dios quiso, que no lo separe el hombre. Quiero volver a discutir, tener un hijo igual en nombre. Sólo quiero ser feliz y que lo seas junto a mí. Pedirte un día en matrimonio y sin dudar, digas que sí. Eres mi musa, mi cuestión, mi razón y ¿qué soy yo? Comparable con mi vida... no sé vivir sin corazón.

¿La razón de ésta canción? Ni la encuentro, ni la busco. Sin intención de reconquista veinte mares los que surco, cómo meses a tu lado más pecados que interfieren. Siento haber sido un humano al que las situaciones hieren. 
  
Me desvivo por tu aliento en la nuca, o en mi boca. Despellejando tantas rosas y dejar la flora rota. 

La fauna hambrienta, el hambre tienta, inspírame cuándo la mente esté sedienta. Pero los días alientan, contentan al esclavo que no escarmienta y sigue queriendo un buen bocado.

Te echo de menos, princesa. 





Cómo dice el refrán: 'a lo hecho, pecho'.

    « En la vida hay veces que nos equivocamos. Que tomamos decisiones que después de un tiempo, nos arrepentimos de haber tomado, pero ya no podemos volver atrás. Hay veces que nos arriesgamos y perdemos, pero si no hubiésemos arriesgado ¿habríamos tenido alguna posibilidad de ganar?

    Hay que asumir nuestros errores y ponernos firmes. Aceptar que nos hemos equivocado, pero no intentar evadirnos de la situación. Hay que decir: 'sí, lo he hecho, ¿y qué?'. Ahí podríamos usar eso de: 'a lo hecho, pecho'. Que es como decir: de lo que hayas hecho, saca provecho, sin esconder la cabeza como si fueses una avestruz, sino aguantando la lluvia de críticas que caiga por tus decisiones.
  
   Y, cómo rectificar es de sabios, ya intentaréis arreglar las cosas, pero sin avergonzarte nunca ni arrepentirte de las acciones pasadas. En la vida hay que ir siempre con la cabeza bien alta. »                                                                                               Adaptado de expresiones españolas para Erasmus en apuros.

No me arrepiento de nada, o por lo menos, intento no hacerlo. ¿Para qué sirve? Para nada. Lo hecho, hecho está y no puedes hacer nada para cambiarlo. Tienes dos opciones: pasarte la vida pensando en los errores que has cometido, o aceptarlos e intentar no cometerlos más.

Lo mejor que puedes hacer siempre, es mirar el lado positivo de las cosas, aunque te parezca que no lo tenga. Hay que seguir adelante, y como dice otro refrán: 'al mal tiempo, buena cara'. Debemos afrontar cada situación de la vida de la mejor forma que podamos. Hay que sonreír y disfrutar. Y sí, puede resultar difícil.


A veces te sientes solo, a veces piensas que no merece la pena seguir luchando por ser feliz, a veces te limitas simplemente a sobrevivir. Pero, ¿sobrevivir? ¡Venga ya! ¿Para que estás en el mundo, para ser un amargado? ¡Vive, coño! Aprovecha cada momento, disfruta de cada tontería, aprecia hasta el más mínimo detalle. Sonríe por todo, pero sonríe de verdad, no intentes engañar a nadie. 

Piensa que todo pasa por alguna razón. ¿Karma? Quizá. ¿Dios? Puede. ¿Destino? También es una opción. Llámalo cómo quieras, pero se consciente de que cada decisión, por minúscula que sea, puede tener mil consecuencias. Y lo que ahora te parece el fin del mundo, a lo mejor el día de mañana te parece una tontería. 

Resumiendo esta entrada tan extraña, que no tiene sentido alguno y no se parece en nada a las que suelo colgar, quiero deciros que viváis la vida, que no os deprimáis por una tontería, ni os centréis en las cosas malas. Si la vida son dos días, y estamos por el segundo, habrá que aprovecharlo.

Y bueno, por último, me gustaría deciros a todos los que leéis mi blog —que no creo que seáis muchos, si es que hay alguien que lo hace— que no deis nada por perdido, no os deis nunca por vencidos. 
La vida da muchas vueltas y nos sorprende demasiado. Tanto para bien, cómo para mal. Tenéis que aprender a afrontar las dos caras de la moneda y sacarlas provecho. Pararos a pensar algunas decisiones y tomar otras sin miedo de equivocaros. Equivocarse es bueno, significa aprender. 

  ¿Qué te caes mil veces? Pues te levantas mil y una. Demuestra que eres fuerte, que puedes soportarlo todo y seguir siendo feliz. Demuestra que merece la pena vivir. Vivir con los que te quieren, vivir cómo tú quieres.

Y, cómo dice el refrán: 'a lo hecho, pecho'.  

Cuando sabes que es siempre.


Cuando siempre te hacen sonreír, por muy triste que estés. Cuando siempre que os peleáis, todo termina en risas. Cuando cada anécdota es diferente. cuando cada recuerdo es único. Cuando cada sonrisa, cada abrazo, cada lágrima queda entre vosotros. Cuando conoces sus mil virtudes y defectos, y para ti siguen siendo perfectos. Cuando aprecias cada detalle. Cuando no les cambiarías por nada ni nadie, y darías lo que fuera por ellos. Cuando tienes la sensación de que lo que os une es para siempre. 

Cuando sabes que es siempre, y quieres que dure aún más que eso.


El miedo.

El miedo es como la familia, que todo el mundo tiene una. Pero aunque se parezca, los miedos son tan personales y tan diferentes como pueden serlo todas las familias del mundo. Hay miedo tan simples como desnudarse ante un extraño. Miedos con los que uno aprende a ir conviviendo. Hay miedos echos de inseguridades, miedo a quedarnos atrás. Miedo a no ser lo que soñamos, a no dar la talla. Miedo a que nadie entienda lo que queremos ser. Hay miedos que nos va dejando la conciencia: el miedo a ser culpable de lo que le pasa a los demás. Y también el miedo a lo que no queremos sentir, a lo que no queremos llegar, a lo desconocido; como el miedo a la muerte, a que alguien a quien queremos desaparezca.

Hoy he escuchado a un señor encantador que decía que la felicidad es la ausencia del miedo. Entonces me he dado cuenta de que últimamente yo ya no tengo miedo. Pero es malo tener miedo, lo malo es dejar que el miedo domine tu vida, porque entonces no tendrás vida, sólo miedo. Librarse del miedo a veces cuesta pero cuando empiezas lo único que tienes que hacer es seguir, sin dudar. De repente te das cuenta de que el miedo ya no te pertenece, ha desaparecido.

Adaptado de:



La felicidad.

Nos empeñamos en buscar la felicidad cada día y no nos damos cuenta de que es ella quien tiene que encontrarnos, y eso será donde menos te lo esperas, en el instituto, en el supermercado, en mitad de una huida. Y cuando llega descubres que ahí no acaba todo, que el final de un camino solo es el principio de otro, y lo único importante es la persona que escojas para que camine a tu lado.
Te importa es que estás tocando con la yema de los dedos eso que has estado soñando toda tu vida y ya solo importa el hoy, el presente y lo que queda por venir.

Adaptado de:





Imposible o improbable.

La Real Academia define la palabra 'imposible' como algo que no tiene facultad ni medios para llegar a ser o suceder; y define improbable como algo inverosímil, que no se funda en una razón prudente. Puestos a escoger, a mí me gusta más la improbabilidad que la imposibilidad. La improbabilidad duele menos, y deja un resquicio a la esperanza. 

El amor, las relaciones, los sentimientos, no se fundan en una razón prudente. Por eso no me gusta hablar de amores imposibles, sino de amores improbables; porque lo improbable es, por definición, probable. Lo que es casi seguro que no pase, es que puede pasar. Y mientras haya una posibilidad, o media posibilidad entre mil millones de que pasa, vale la pena intentarlo.

Adaptación de: 



Nadie dijo que vivir fuera fácil.




A veces cuesta sonreír. A veces sientes que no merece la pena seguir luchando por ser feliz. A veces te ahoga la impotencia y piensas que no merece la pena continuar.

Entonces, después de cansarte de llorar, te das cuenta de que tienes que seguir adelante; que en esta vida todo son errores y pruebas. Por muchas veces que te caigas, debes levantarte, aunque tenas que hacerlo solo, porque si no lo haces tú, nadie lo va a hacer por ti.

No se trata de que finjas ser feliz, tampoco de que te hundas a ti mismo recordándote cada día por lo que no consigues estar bien. Se trata de que tengas fe, esperanza y ganas de seguir viviendo. 

Todo pasa y todo sigue.

Merece la pena ser feliz.

Summer 2011.


No quedan días de verano, el viento se los llevó. Hasta lo más perfecto se acaba, algo tan perfecto como este verano.



Prometo no olvidarlo nunca.


Me siento querida y feliz. Siento que hay gente que daría por mí tanto como yo por ellos. Disfruto cada día, sin recordar el anterior ni pensar en el siguiente. Río hasta no poder más. También tengo mis malos momentos, pero siempre he sabido seguir adelante sola.
La diferencia es que ahora no estoy sola. Tengo a gente que me cuida y me ayuda, y me demuestra cada día que me quiere. Pequeños detalles. Aun así no soy capaz de aceptarlo, sigo valiéndome por mí misma, aunque soy muy consciente de que esa gente está a mi lado.
Ahora estoy viviendo de verdad, sin necesidad de cosas fuera de lo normal. Mi día a día es monótono, pero cada día resulta un poco más perfecto.
Jamás me imaginé a mí misma diciendo estas palabras, quizá incluso pudo llegar a dolerme pronunciarlas en un primer momento: mudarme fue lo mejor que me podía haber pasado.
Todo pasa y todo sigue, a mí me lo van a contar. Lo pasé muy mal y no lo puedo negar, pensé en tirar la toalla, no luchar más por nada. Lloré tanto. Era todo muy difícil. Me sentía sola. Estaba lejos de mi gente...
Las cosas han cambiado. No podría ser más feliz. Sé que nada es lo mismo, pero saber que os sigo teniendo es algo que me saca una sonrisa instantánea, porque no soportaría perderos. A ninguno de vosotros.
Diciembre de 2010. Un nuevo comienzo. Aquel mes que me cambió la vida por completo y me ha llevado a donde estoy ahora mismo.

Prometo acordarme siempre de aquel raro Diciembre.
Prometo no olvidarlo nunca.

La palabra 'felicidad' existe.


Hay recuerdos que ni las cámaras son capaces de inmortalizar, que tan solo se quedan en nuestra memoria. Tanto buenos como malos. No creas que toda la vida es felicidad desde el primer hasta el último momento, porque hay muchas cosas que vivir. Para llegar a sentirse bien, a veces hay que luchar y combatir la tristeza.
Ahora es cuando sé que la palabra 'felicidad' existe y que para sentirla no es necesario cumplir todos tus sueños, sino disfrutar de lo que tienes.



Poema 20, Pablo Neruda.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Escribir, por ejemplo: 'la noche está estrellada, 
y tiritan azules los astros a lo lejos'.
El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas noches bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Como no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo, sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como el paso al rocío.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viendo para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en las noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


'20 poemas de amor y una canción desesperada'.
Pablo Neruda.

It was only just a dream.

La inspiración de este blog. La frase que me ha cambiado. Una frase que podría escribir hasta en las nubes, y jamás me cansaría de leer. Una canción que se mete en la cabeza y llega al corazón. ¿ Sabéis lo mejor? Que no me sé la letra entera, que no tengo la canción en el móvil, que no la escucho cada día. Pero, ¿y qué? Quizá ni tan siquiera sea mi canción favorita. Aun así no me importa.
Simplemente creo, que nadie debería perder el placer de escucharla como mínimo una vez en su vida. Porque el piano, el ritmo, la voz de Christina... La letra. Escuchad la letra, sentir la música. Vividla. Merece la pena.

No es sólo una canción. Es algo más que eso. Es un sentimiento. Una ilusión. Todos los sueños. Soy yo.


It was only just a dream.

Saborear la libertad.





Me da igual lo que pienses, lo que digas, lo que opines. Soy yo misma y no puedes hacer nada contra eso. Me gusta reír, hacer el tonto, disfrutar. Eso no quiere decir que no sea madura, simplemente que quiero ser feliz. Saborear la libertad.


Que soy feliz.


No se trata de ir por la vida con una sonrisa de oreja a oreja para demostrar que soy feliz. Se trata de reir sin darme cuenta, de soñar despierta y no acordarme después, de jugar con fuego, quemarme, y aun así reir, porque es lo único que puedo hacer, esa sonrisa que se convierte en carcajada en menos de un segundo, y que más tarde, llegará a formar parte de esos momentos irrepetibles que componen mi felicidad.


Eres capaz de iluminar tu propio mundo.

Quieres vivir, sólo vivir.


Lucharé, lucharé hasta el final. Me da igual lo que pase, me importa un comino lo que sufra. Voy a vivir, porque me lo merezco. Todos lo merecemos. Tengo toda la vida por delante, porque soy una niña, hay que reconocerlo. Me queda mucho por vivir y todo a su tiempo... No tengo prisa, no quiero correr. Sé que me queda también mucho por sufrir, pero no me importa. Puedo con ello. Aunque sepa que puedo, los bajones existen y soy propensa a ellos. Pensaré que no puedo más, no querré luchar, preferiré rendirme. Pero no lo haré. Soy débil, lo reconozco, pero saco fuerzas de donde sea sin darme cuenta cuando las necesito. Sola, sin necesidad de que nadie me apoye, siempre ha sido así. 



Estaré con quien quiera estar, no dejaré que me afecten los típicos comentarios que sólo quieren ofender. No permitiré que nadie me baje la moral y mucho menos yo misma, que soy profesional en ese arte... Voy a confiar en mí misma, a estar conforme con mi cuerpo, con mi cara, con mi vida. Y punto.



No pienso dejar que nadie me diga como debo vivir, o lo que debería hacer. Eligo yo, es mi vida. Quiero equivocarme, quiero acertar. Quiero tener valor para arriesgar, aunque todavía no haya sido capaz de tenerlo. Quiero perder, quiero ganar. Quiero reír, quiero llorar. Quiero vivir. Me da igual cuantas veces tenga que caer al suelo, me levantaré de nuevo siempre que me caiga. Podré tropezar con la misma piedra una, dos, incluso tres veces, pero no más. Iré descubriendo amistades de verdad, sabré lo que es el amor, descubriré como es sentirme querida. Pero todo a su tiempo.

Por el momento, voy a disfrutar el verano, voy a aprovechar las oportunidades y a reír hasta que me duela la tripa. Voy a bailar hasta caer rendida. A cantar a gritos hasta quedar afónica. Voy a disfrutar. Lo tengo muy claro. Y, sobretodo, no voy a dejar que nadie, y repito, nadie, tire por los suelos mi sonrisa.



Simple. Bonito.

You ever feel like you're nothing?


¿Alguna ves te sentiste como si no fueras nada? Yo sí. Muchas veces, así se desarrolló mi infancia. Sé que no soy muy mayor, pero sí he pasado por muchas cosas, que odio tener que contar. He conseguido olvidar, porque tenía que seguir adelante... Me he descubierto en situaciones que jamás imaginé, superándolas de tal forma que jamás llegué a creer. Pero todo pasa, todo sigue y la vida continúa.
Siempre he estado sola, he aprendido a vivir. No confío en nadie, porque la vida me ha enseñado a ser así... Sé que todos me pueden hacer daño y por cada palabra sufrir. Todo lo que me ha pasado, todo lo que he sido capaz de confiar a alguien, luego lo han utilizado en mi contra. Ya basta, ya está bien.
La vida me ha dado muchas ostias que he aprendido a recibir, la diferencia está en que me cansé de aguantar, ahora he aprendido a sonreír. A sonreír de verdad. Porque cuando siento que el mundo se me viene abajo, cuando me siento sola entre un millón de gente, tengo una capacidad increíble para hundirme en la mierda y llorar hasta no poder más; en esos momentos es cuando no me puede ayudar nadie, cuando sólo me tengo a mí misma, como siempre ha sido y como siempre será. Entonces tengo que animarme yo sola, sacarme una sonrisa a mí misma.
He sido siempre muy buena, y el error que he cometido ha sido pensar que sólo por eso la vida iba a tratarme bien... Ahora soy feliz, intento sonreír, disfrutar de lo que tengo mientras lo tengo. No espero grandes cosas, así lo poco que consigo me parece más grande y bonito que el universo entero.
Ahora sé que no importa que el mundo sea una mierda y que me hayan tratado como tal. Sólo importa lo que tengo y puedo dar, aunque eso sólo sea... 

... un poco de felicidad.

Nunca has sentido tanto amor.



Pincha aquí para ver esta foto.
Es algo más que familia, es mi vida. Jamás nadie me podrá hacer sentir tan amada como su mirada, nadie conseguirá que le quiera tanto como puedo quererle a él. Cuando me abraza, cuando sonríe por mi culpa, cuando se le empañan los ojos... Cuando me lo dice todo con una sola mirada. En cada momento del día, en cada respiración suya, siento que daría mi vida por él.
Desde siempre me ha cuidado, ha sido más que un hermano, más que un amigo, más que un abuelo, más que un padre. Lo ha sido todo. Donde yo iba, iba él. Movimiento que él hacía, yo lo imitaba. He crecido a su lado, sintiendo su cariño. Entre todos los problemas, sólo él me sacaba una sonrisa, a mí, a su nieta pequeñita. Mientras que todos apoyaban a mis primos, él estuvo con mi hermana y conmigo, con mi madre. Él me hacía sentir bien cuando sólo quería llorar, o simplemente me dejaba desahogarme.
Pincha aquí para ver esta foto.
Me ha regañado, sí, muchas veces. Me ha gritado, bueno, otras tantas. Nos hemos peleado pero, ¿qué más da? Yo sólo sé que le quiero.
Sé que nada es igual a cuando yo era pequeñita, cuando me alzaba con un brazo. Las circunstancias de la vida nos han echo separarnos... Separaron mi familia y no pude soportarlo. Como no, lo pasé. Me negué a separarme de él, aunque no me hacían sentir bien.
En sus brazos me siento fuerte, pero ha cambiado. Aunque lo quiera ocultar, ahora él es el débil. Todo se me vino abajo, o por lo menos eso pensaba, cuando llegó la noticia... Esa que no me esperaba. Alzheimer. Me lo explicaron, una y mil veces, pero no era capaz de asimilarlo. Lloré, lloré demasiado, cuando tenía que haber estado a su lado. Pero no le importó. Me demostró que era ese hombre perfecto, al que quería más que a mi vida. Hizo todo lo necesario, y ahí está, con su primer grado retenido; y que siga así por muchos años. No me parece justo que justamente él tenga que pasar por eso, nade justo. Maldije mil veces al cielo, sin necesidad de creerle, por ello. Pero ahora doy las gracias por retenerlo y espero que siga así.
Sé que es fuerte, y que puede con todo. Le ayudaré con lo que haga falta, sin importar cuanto me cueste. Estaré con él siempre, porque él está en mi corazón.
Pincha aquí para ver esta foto.
`Si pienso en ti siento que esta vida no es justa. Si pienso en ti y en la luz de esa mirada tuya.´
No soy capaz de imaginar mi vida sin él, aunque sé que poco a poco le pierdo. Siento como si me prohibieran verle y no pienso dejarles hacerlo. Él me lo ha enseñado todo, a montar en bici, a nadar, a ser mejor persona... Él me ha echo sentir fuerte, me ha convencido de que puedo conseguir lo que quiera. Soy su niña y lo seré siempre. Su niña pequeña, me da igual, no me importa, el siempre será mi abu.

Sentirme lejos de él es como si le perdiera, pero verle de nuevo, sentirme protegida por sus brazos... En simplemente increíble. No sé describir lo que siento, porque es demasiado. Jamás podré querer a alguien tanto como a él. JAMÁS. Nadie me podrá hacer sentir así.
He llorado tantas veces que una más no significa nada. Al ver como ella sufría por que él le había fallado, pero yo no soy capaz de dejarle. Porque es él y no hay nada comparable a la luz de sus ojos cuando me sonríe porque estoy con él. Eso es algo que nadie puede arrebatarle.
No sé que sería de mi sin él, o que pasará cuando poco a poco le vaya perdiendo... No quiero pensarlo, sólo quiero tenerle cerca de mi.

Es algo más que un abuelo, soy algo más que su nieta. Es un amor incondicional, por él bajaría la Luna, sé que él me robaría una Estrella... Nunca, jamás, podré intercambiar tanto amor como con él. Es más que un abuelo, más que un padre, más que un hermano, más que un amigo, más que un todo.

Tu sonrisa es un buen motivo para ser alguien mejor.

Ya no te dan miedo las tormentas.

En medio de la noche, el cielo se ilumina blanco unos segundos, para dejar paso al más inmenso silencio... Cuando todo parece en calma, un estruendo parece amenzar con romper el mundo. Sientes miedo. Escuchas llover, pero no lo ves. Otra vez el cielo se ilumina, piensas que vas a morir. Y de nuevo ese sonido, que te encoge el corazón y te provoca un escalofrío.
Se está formando una tormenta... Y eres pequeña. Otro trueno, más miedo. Te tiembla el cuerpo. Vuelve a tronar, tu casa tiembla, tú gritas y te encoges. Terminas escondida bajo las sábanas, como si de una tienda de campaña se tratara. Tienes miedo de salir, de haya algo en tu habitación. Cada estruendo hace que te abraces las piernas con fuerza y las lágrimas caigan por tus mejillas, asustada...

Entonces llega tú madre, a consolarte, como siempre. Te abraza fuerte, se esconde junto a ti, para que sepas que no estás sola. Y te clama, te explica lo que ocurre, hace que pienses que es un simple juego. Tu madre te entiende, sabe que eres una niña, te ayuda a crecer, tiene paciencia. Ya no sientes miedo, o al menos no tanto; aunque cada vez que el cielo oscuro se ilumina, un escalofrío recorre tu cuerpo, te estremece. La tormenta pasa, y tú te sientes fuerte, por haber podido con ella. La has ganado.

En medio de la tarde, aunque el cielo ya sea oscuro como ya entrada la noche, caminas por la calle. Te lo estás pasando bien con tus amigos. De repente, en medio de la oscuridad, tan solo iluminada por las farolas de la calle, algo hace brillar el cielo, que se vuelve blanco durante menos de un segundo. Gritas, te agarras a la persona que más cerca tienes, buscas cobijo... Esa persona te recoge en sus brazos. Tras el más inmenso silencio, parece estar a punto de romperse la Tierra. Nuevamente gritas, y te refugias en los brazos de esa persona que te está cuidando. Os reis todos de la situación: ¿Quién tiene miedo a una tormenta?

Ha comenzado a llover, llueve a cántaros. No teneis abrigo, la tarde se tornaba soleada. Corres, todavía de la mano de esa persona que te ha cuidado. Tus amigos se van a su casa, tú sigues con él. Él te ha acogido entre sus brazos, te ha tranquilizado. Caminais bajo la lluvia, seguís de la mano. El cielo se ilumina. Un trueno resuena. Esta vez no gritas, sólo buscas el abrigo de sus brazos. No te importa que esteis mojados, ¡qué más da!
 
Él te separa de su cuerpo, te mira a los ojos y te dice que sólo es un juego, que debéis ganar a la tormenta. Te recuerda a tu madre. Volvéis a correr, sin soltaros, sin parar de reír. Ya no importa la lluvia, ya no importa que toda tu ropa esté calada, ahora te sientes bien. No sabes muy bien por qué, pero estás agusto, te sientes protegida. Otro relámago, otro trueno. Nuevamente buscas su refugio. Pero encuentras otra cosa, él te besa. Tú no le apartas, no quieres que se aparte. Quizá no te habías dado cuenta, pero le quieres. Mucho. No sólo como amigo.

Vuelve a tronar. Mas ya no sientes miedo. Entonces es cuando comprendes que cualquier persona que pasa por nuestra vida, cualquier situación que ocurre, la cambia. Entonces te das cuenta de que has crecido. Quizá hasta madurado.


Y, sobretodo...



Ya no te dan miedo las tormentas.

Vives en un cuento de hadas.

Todas somos princesas. Desde que nacemos hasta que morimos. Somos princesas en todo nuestro ser. Hasta la mujer más mala del universo, hasta esa chica que parece no sentir ni padecer. Somos princesas.


Nunca lo olvides, porque es algo muy bonito. Forma parte de tu ser, eres tú. Eres una princesa. Cuando somos pequeñas, nos pintan a las princesas como seres superiores, perfectas, que no sufren y siempre viven en un cuento de hadas. No es cierto. Toda princesa puede tener un mal momento. Pero cuando esa princesa está mal, cuando llora, no siempre hay un príncipe que la consuele. Y no debe buscarlo, ni estar triste porque no existe o todavía no lo ha encontrado. Porque, ¿qué son los príncipes? Al fin y al cabo, ranas. Por esa razón, cuando una princesa está triste, jamás debe sentirse sola. Tiene más princesas que están a su lado. Y la apoyan, y la limpiarán las lágrimas, y la abrazarán como sólo las princesas saben hacerlo. Toda princesa comete errores, no somos perfectas. La perfección no existe, pero la imperfección es perfecta. Mas de los errores se aprende. Los errores se superan, hacen que las princesas crezcan, maduren, se hagan más fuertes. Cuando nuestros padres nos leían antes de dormir sobre esos mundos de ensueño, nuestras espectativas para la vida eran simples: queríamos lo que esas princesas tenían. Nos hacíamos tantas ilusiones, que al bajar al mundo real según crecíamos llegábamos a pensar que no conseguiríamos jamás ser princesas. Pero ya lo somos, nacemos princesas. No, no vivimos las mismas fantasías que en los cuentos, sino que es aún mejor, porque podemos convertir nuestras vidas en nuestros propios cuentos de hadas. Sin que sean perfectos, con sus inconvenientes. Pero nuestros. Cada uno es diferente. Cada princesa es un mundo, en el mundo hay muchas princesas.

Cuando somos pequeñas, todos los cuentos hablan de princesas que encuentran a su príncipe perfecto. Nosotras soñamos, fantaseamos con ser pequeñas princesitas, vivimos ilusionadas esperando nuestro príncipe. Incluso, si es necesario besar ranas, las besamos. Si creémos haber encontrado al príncipe, lo dejamos todo. Nos sentimos como en un cuento de hadas, volvemos a creérnos que somos esas princesas de las que tanto oíamos hablar de pequeñas. Pero los príncipes fallan. Tan pronto son perfectos, como se convierten en ranas. Y una princesa jamás está sola, porque entre princesas nos apoyamos. Las princesas unidas pueden mover el mundo.

No pretendas ser perfecta, no intentes no sufrir. Si tienes que llorar, llora. Cuando necesites un abrazo, no hará falta que lo pidas, porque las princesas se entienden y siempre tendrás ese apoyo, ese cariño, ese amor de hermanas. De princesas. Nunca olvides sonreir. Las sonrisas son lo más bonito, no debes renunciar a ellas. Y la sonrisa de una princesa, es radiante, brillante, perfecta. Sobretodo porque son reflejos del alma, porque muestran felicidad, amor, cariño. Tanto como sólo las princesas saben dar. Nunca sabes lo que puede probocar tu sonrisa en otra persona. Quizá le infunda valor, quizá le haga sentirse querido, quizá se enamore... Quizá pasen muchas cosas. Que sólo las princesas consiguen.




Vive, vive como toda princesa merece vivir. No te pares, no detengas tu camino. Si te caes, levántate, porque somos princesas, pero no somos de cristal. Quizá nuestros zapatos puedan serlo, pero ¿para qué? No son prácticos, se romperían y nos harían daño. Sí, somos princesas. No me cansaré de repetirlo. Pero no las princesas de los cuentos, sino de carne y hueso. Vivimos en el mundo real, no en un cuento de hadas. Pero podemos convertir nuestras vidas en cuentos. En el mundo perfecto, sin necesitad de unicornios o arcoiris. Sólo con felicidad, amor y amistad. Sentirse querido, vivir en un mundo que te gusta. Aunque ese mundo a veces te falle y no sea tal y como lo deseas, da igual, nada es perfecto ni eterno, simplemente tenemos que caminar tras nuestro sueño.


Quizá nunca llegues a creértelo, quizá no seas capaz de comprenderlo, pero es así. Aunque vistamos arapos, aunque juguemos con la lluvia o nos manchemos con el barro. Aunque lloremos, aunque suframos. Aunque no siempre seamos buenas, aunque nos hagan daño...



... nunca lo olvides, todas somos princesas, y no dejes que nadie te diga lo contrario.

Quisieras, pero no puedes.

 8 de Mayo de 2011. Soñando despierta, con él.

Quisiera gritar a los cuatro vientos que le quiero sólo para mi. Quisiera poder abrazarle cada vez que le veo. Quisiera tener la seguridad de que cada una de mis sonrisas con sólo verle, se ven reflejadas en sus ojos.

Quisiera que me atrajera hacia su cuerpo y me besara. Así, sin más. Quisiera confesarle que ocupa mi mente en cada momento del día. Quisiera encontrar una canción que me recuerde sólo a él. Quisiera que me dedicara esa canción. Esa canción que parece lo más bonito del mundo...


Quisiera poder decirla que es mío. Y sólo mío. Quisiera que por una vez me ocurrieran esas situaciones de mundo de fantasía. Quisiera bailar con él. Quisiera descubrir un mundo nuevo a su lado... Quisiera comportarme con él como con el resto del mundo.Quisiera gritar a los cuatro vientos que le quiero sólo para mi.
Quisiera...




 ... pero no puedo .

Es tan sólo una ilusión.

Quizá sea la primavera, pero ese chico me tiene loca.

No me digas que es amor, porque no te voy a creer. Enamorarse no es tan fácil, así que no confundas sentimientos. Bien cierto es que algo tan sencillo como un sentimiento, puede ser tan difícil como saber lo que sientes. Pero no, no es el caso. Le quiero, es cierto, pero no le amo. Son cosas distintas, que todo el mundo suele confundir con mucha frecuencia...Que le quiero es algo claro, igual que quiero a un amigo. Pero sólo en cierto modo, ya que esto es más complicado. Es diferente, distinto, mejor o peor. Según por donde se mire. 

Arrepentirse es algo fácil, eso sí que es fácil. Sale solo. Algo de lo que crees estar segura... Que luego resulta que desearías haberlo hecho. Pero eso no importa. Llega un momento en que te es indiferente. Cuando con sólo verle sonríes, cuando te gustaría pasar las horas muertas con él. Cuando tu mente sólo se centra en esa persona, aunque piense tonterías. Cuando le buscas inconscientemente con la mirada, y con saber que está ahí, ya eres feliz. Cuando te parece que todo es bonito tal y como está.

Pero entonces surge la duda: ¿Y que habría pasado si...? Típica duda. Y piensas que por miedo a lo desconocido, quizás, has perdido algo que podría haber sido genial. No sirve para nada. Lo único que consigues es pensar en el pasado, estancarte. Centrarte en lo que no has hecho y lo que no ha pasado. Que probablemente no habría pasado igualmente, pero eso jamás lo sabes. La duda queda. Lo que importa es el presente. El tiempo pasa, las cosas cambian, las personas desaparecen, llegan o vuelven. Según quién sea. Son cosas que hay que afrontar. Saber vivir con ellas.

Cuando lo haces si que te parece todo precioso. Como vivir en un cuento de hadas. Aunque sepas que siempre será igual, que esos sueños, fantasías o ilusiones se quedarán en eso. En ilusiones. ¿Pero sabes qué? De ilusiones se vive. Y bastante bien, además. Bien es cierto que con el paso del tiempo te cansas de que la ilusión sea sólo eso. Una ilusión. Pero ya pasará. Y cuando pase habrá pasado.

Quizá sea un razonamiento tonto, pero es mejor vivir el momento. Porque si te centras en que nada sucederá, tu pequeño mundo feliz deja de serlo. Todo te parece gris, como si vivieras en un drama en blanco y negro. Sin embargo, si decides ser feliz con lo que tienes, él será lo que le de color a tu mundo, aunque no haya nada. Aunque no estés enamorada. Da igual.

Él. Él y tus amigos. Y eso es todo... Simplemente guíate por tus sentimientos, sé feliz y disfruta el momento. Y diviértete. Por encima de todo, diviértete. No importa si te arrepientes de algo, pasa página. Se puede hacer. Hasta del pozo más hondo se puede salir. Pero hay que querer.

Y, cuando sin querer, le mires y sonrías, no pienses en lo que será, lo que podría ser y no es... No. Tan sólo sonríe y sigue viviendo. Porque...
...es tan solo una ilusión.

Dedicado a una de las mejores personas que conozco, Ana Jimenez Melero.


¿Nuestra historia? Nuestra historia es muy larga, casi ni recuerdo donde empieza... Pero si te puedo asegurar que desde el principio supe que serías especial. Y me lo has demostrado con el tiempo.
¿Un foro? No, mi segundo foro, si somos exactos. Ahí nos conocimos, y desde entonces no nos hemos separado. Las dos olvidamos los foros, pero seguíamos en contacto. En todas las cosas existentes, en todas nos agregamos. Y así comenzó todo. No sé explicarlo, no tengo palabras para definirlo, todo pasó muy rápido, ni siquiera me acuerdo...
Te hiciste mi consejera. Yo era tu pequeña gran personita consejera. Eso sí lo recuerdo... La verdad, me hacía gracia. El principio no lo entendía, no terminaba de comprender como iba a ser amiga de alguien a quien no había visto nunca... Pero me demostraste que se podía. Entonces comprendí que podía llegar a querer más a personas que sólo conocía através de un ordenador que a la gente que veía todos los días.
Sí, me lo enseñarse tú. Como tantas otras cosas... Tú me animaste a escribir, quizá sin darte cuenta. Tú me enseñaste a afrontar la realidad, a plantar cara a las cosas. Tú me apoyaste cuando más te necesitaba, tú estubiste siempre ahí para mí, igual que yo para tí. Hablar contigo es... indescriptible. Tú sabes todo de mi, y sino todo, casitodo. Tú me ayudas en todo, tú sabes como hacerme entrar en razón. Y me levantas el ánimo cuando nadie puede hacerlo. Tú, tú y tú.
Sí, todo esto es muy meloso, todo es muy pasteloso y empalagoso, pero esque me falta vida para darte las gracias por todo lo que has echo por mí, para decirte todo lo que te quiero. Y aunque jamás lleguemos a vernos, seguirás siendo de las personas más importandes de mi vida. Y esque... ¿Recuerdas eso de: "las distancias a veces parecen un impedimento, pero no importa cuando tienes que felicitar a alguien a quien quieres tanto"? Yo sí.
 

Me has visto cambiar, me has ayudado a crecer, porque desde que nos conocimos he crecido, y no sólo físicamente. Y hoy me has ayudado más de lo que piensas, porque esas palabras filosóficas... Han sido increíbles.
¿Que más decirte? Creo que ya lo sabes todo... Simplemente añadiré una cosa:





Tata, te quiero.

No olvidar su día especial.

 Volví a permitirme pensar en él. Incluso dejé de ignorar por un momento que día era.
 
¿Qué es de ti? No lo sé. ¿Piensas en mí? Nunca lo sabré. ¿Aun me quieres? Quiero pensar que sí. ¿Te arrepientes? Imagino que será así... ¿Has cambiado? Rezo porque alguien me diga que sí.
Y sé que es tu día, que es tu cumpleaños. Sé cuantos años cumples, no me he olvidado. Y llevo una sema recordándolo, recordando que día fue ayer, recordando que día es hoy. Pero no puedo hacer nada para cambiar la situación. Tú nos llevaste a esto, ahora no hay vuelta atrás...
No sé si habrás cambiado pero yo sí, ahora puedo decir que te quiero, me permito pensar en ti sin llorar... Sólo quiero recordar esa época en la que no existía nada más que un "te quiero" y lo he conseguido.
Te guardo reencor, no lo puedo negar. No sería capaz de abrazarte, de mirarte a la cara; te vería con otros ojos. Cada recuerdo cambió y mi miente lo trangiversó al saber esa verdad... Pero ahora me da igual, ahora que no estás sólo te quiero recordar. 
Recordar las cosas buenas, las que ahora ya no me duelen. Expresarme ahora y no volver a pensar en ti en todo el día... Pero no en toda la vida, porque eso no lo puedo hacer. Lo he intentado, y no me ha resultado posible.

Jamás leerás esto, jamás sabrás mis sentimientos... Y aun así me da igual, y es que yo jamás sabré los tuyos. Pero poder decirlo ahora, aquí, a todos y a nadie en concreto... hace que me sienta mejor. Por eso no me pienso callar.


Feliz cumpleaños, papá.

Permitirte pensar de nuevo en él.

No hay nada mejor dicho que "el paso del tiempo cura las heridas".

No puedo evitar pensar en ti, mi mente siempre corre hacía donde tu estás, aunque no sepa dónde es... Pero ahora sé la forma de no llorar, ahora sé como recordarte. He comprendido que recordando esos días, en los que todo parecía negro y ningún Sol iluminaba mi oscuridad, no consigo nada... Por eso he cambiado mi forma de pensar, por eso ahora cuando consigues ocupar mi mente... voy a los buenos recuerdos y sonrío.
Todo ese tiempo que pasamos, todos los años de mi vida y todos los buenos momentos, incluso ignoro las peleas... Cuando he visto que no me queda nada de ti, he conseguido quedarme con eso. Y ahora, no como antes, puedo afirmarlo. Ahora no te odio, ahora no te guardo casi reencor...
Puedo decir que te quiero.

Necesitar un abrazo y sentirlo tan lejos.

Si te siente mal y sola... Necesitas a tu mejor amiga. Estar lejos de ella no ayuda.


Sólo tú sabías cómo calmarme y hacerme entender que todo tenía un por qué. Sólo tú sabías cómo abrazarme para que sintiera que me querías. Sólo tú sabías cómo era de verdad, sin tapaderas o escudos.
Y ahora te necesito. Necesito abrazarte y decirte lo que siento. Porque todo es una mierda y sin ti no se afrontarlo. Qué no puedo ser yo misma, ni me dejan oportunidad... La gente juzga sin saber y sólo tú sabes cómo me jode eso.
Quiero llorar, pero si empiezo no podré parar. Se me están acumulando tantas cosas que no puedo con todas, te lo digo en serio... Porque se acerca el día del padre; porque se acerca su cumpleaños, sí, el suyo; porque os echo de menos; porque no aguanto más.

Normalmente en una de nuestras charlas te lo contaría todo, seguramente terminaríamos abrazadas y yo lucharía por no llorar. Pero ahora no estás aqui, bueno yo no estoy allí. Quiero volver, dar marcha atrás y hacer como si nada hubiera pasado...

Historia de un sueño.

Escribir una carta, sin estar siquiera enamorada... Tan sólo para imaginar una historia bonita.

 
Hoy he soñado contigo. He visto tus ojos, lus labios, la forma de tu cara... Te he visto a tí. Te acercabas a mi con paso lento pero decidido, mirandome directamente a los ojos. Te has quedado a escasos milimetros de mí. Tu cuerpo ha rozado el mío y has tomado mi mano susurrandome al oído:

— Confía en mí.

Y lo he hecho. Sin dejar de mirar tus ojos me has guiado por un camino. En escasos minutos de completo silencio y solo una intensa mirada, he empezado a pisar arena. Me he dado cuenta de que íbamos descalzos. Andar descalza por la arena ha sido genial. Me has soltado la mano, mas yo he seguido andando. He visto el mar y me ha imnotizado. Al llegar a la orilla y sentir el agua he sonreido. Entonces ha comenzado a atardecer. En ese momento he sentido tus brazos al rodearme por detrás. Tu respiración en mi cabeza y el calor de tu cuerpo. Me ha encantado. Cuando apenas quedaban unos rayos de Sol me he girado y te he abrazado. En cierto momento, me has separado de tu cuerpo y has contemplado mis ojos con detenimiento. No sé que habrás visto en ellos, pero te has acercado lentamente a mí. Escasos centímetros. Sólo eso. Unos centímetros para besarte. He sentido una mano en la nuca y otra en la cintura. He subido mis manos a tu cuello. Y me has besado. Con ternura y cariño tus labios se han fundido en un dulce beso con los míos. Me he alzado sobre las puntas de los pies para quedar un poco más a tu altura. Y el beso ha continuado. Pero tú has decidido cortarlo. Y yo no he podido evitarlo. Al separarnos nuestras respiraciones estaban entrecortadas. Frente con frente hemos recuperado el aliento. He escondido la cabeza en tu pecho, sonrojada. Tú has acercado tus labios a mi oído.

— Te quiero.

Has dicho con apenas un susurro. Un estremecimiento ha recorrido mi cuerpo. Y he sonreido complacida. Me he vuelto a alzar sobre las puntas de mis pies y te he besado.

— Te amo.

He contestado. Tu has tomado mi mano y sin pensármelo dos veces te he seguido. Te has girado y me has dedicado una sonrisa, con los ojos cargados de amor. Y yo te la he devuelto. No sé dónde me llevabas, pero no me importa. Te seguiría al fin del mundo, si fuera necesario. Porque hoy me he dado cuenta de que para mí lo eres todo. No un simple amor, no un juego de adolescentes. Siento que eres tú, y sólo tú el que me puede hacer feliz. Ya lo has conseguido. Por eso soy toda tuya. En cuerpo y alma. Para tí.

Ha sonado el despertador. Y me he dado cuenta de que tan solo era un sueño. Que no estabas junto a mí. Y una lágrima a recorrido mi cara lentamente. He ido al instituto, yo con mis amigos, tu con los tuyos. Estaba feliz, riendo. Entonces he oido tu voz y me he girado. Allí estabas, alejado, con tu grupo de amigos, tan opuestos al mío. Mas me estabas mirando. Me has mirado con amor. No he sabido como reaccionar y me he girado nerviosa. Ha sonado el timbre. Me he entretenido al entrar, siendo la última de la marabunda de gente. Estaba pensando en tí. Me he asustado cuando alguien a tomado mi mano y me ha girado bruscamente. He terminado cobijada en tu pecho. Me he separado y tú me has besado.

— Hacía tanto que deseaba hacer esto...

Has susurrado. Yo me he reido y te he abrazado. Todavía no consigo creerlo. No asimilo lo ocurrido. Tú, el chico perfecto, popular y que me odia... Me amas. Quizá las cosas no son como aparentan, ya que por tu comportamiento te odiaba... Ahora te amo. Como a nada en el mundo. No me importa una guerra, una explosión. No me separaré de tí.

Tú lo eres todo para mí.
Feliz San Valentín.